Volver a empezar

Septiembre marca en nuestro reloj vital el inicio de un nuevo ciclo. Volver a empezar.

La vuelta al trabajo y la vuelta al colegio, las dos coordenadas fundamentales, a partir de las cuales se planifica el día a día en gran parte de los hogares.

Por estas fechas, cada familia tiene que armar un complicado rompecabezas que se llama “conciliación”. Combinar horarios de entrada y salida del cole con los de entrada y salida del trabajo.

Las circunstancias, el destino o algún duendecillo malévolo se encarga de que, cada año, encajar las piezas del juego tenga una dificultad añadida.

Hace dos años, las familias se encontraron el que, sin duda, podría considerarse el comienzo de curso más complicado. Los días pares clases presenciales, los impares desde casa o al revés. Superar aquello es difícil.

En este nuevo ciclo también hay que limar aristas. Estas son de otra índole, distintas a las que nos planteaba el virus.

Al consabido cuadre de horarios, este año, como problema adicional, añadimos la subida de precios.

La cuesta de enero lleva la fama pero la de septiembre, después del gasto de las vacaciones y con el comienzo de curso, creo que es peor.

Este año, agravada por el considerable incremento de los precios del que no se libran material escolar, uniformes y todo el gasto alrededor de los estudios.

En las dificultades, el recurso del pataleo está muy bien. Una vez practicado el sano ejercicio del desahogo, acto seguido, lo que toca es tirar de matemáticas y de ingenio.

Antes de comprar, se hace necesario explorar otras vías.

Siempre y cuando no hayan cambiado los textos se pueden aprovechar los libros de los hermanos mayores, amigos, vecinos…

Tanto si se trata del uniforme como si no lo hay, la ropa que vayan a utilizar para ir al cole debe ser examinada con criterios más flexibles que en años anteriores.

Revisar los dobladillos de faldas y pantalones a ver si cubren el estirón que ha dado el niño o la niña durante el verano.

Afeitarle las bolitas a la chaqueta o jersey sin olvidarnos de las socorridas coderas que pueden alargar la vida de una prenda.

Cualquier duda al respecto se debe consultar con personas de generaciones anteriores, madres o abuelas criadas en la cultura del aprovechamiento y no en la del usar y tirar.

Lo que sea necesario comprar irá detallado en una lista de la que no nos debemos salir, calculadora en mano y comparando precios.

Con estos consejos y alguno más que se os ocurra damos por inaugurada la nueva temporada.

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