Poner en práctica

Con el regreso de los Magos a sus lejanas tierras de oriente damos por terminada la Navidad.

No queda más remedio e, incluso, me atrevería a decir que se agradece volver a la rutina.

Pasaron esos días que se reparten entre comidas y cenas familiares o con seres queridos, salidas para ver la iluminación y, por supuesto, para hacer las compras.

Muy pocos escapan a esta vorágine. Algunos por decisión propia y otros no pueden elegir, les viene impuesto por circunstancias de muy diversa índole.

No se nos debe olvidar que la Navidad tiene dos caras. La más visible, sinónimo de alegría, celebración, reencuentros emotivos, pero que, sin pretenderlo y por contraste, acentúa la tristeza de los que están pasando por un mal momento.

Hablaba antes de volver a las rutinas, aunque el cambio de año también supone para muchas personas la ruptura con ciertos hábitos y la incorporación de otros nuevos o, al menos, la intención de llevarlo a cabo.

Para que los propósitos de nuevo año no se queden en una simple tentativa vamos a establecer un plan que nos ponga en el buen camino.

Para abrir una nueva etapa, es conveniente cerrar lo que quede pendiente de la anterior.

Lo primero que debemos hacer es retirar de casa cualquier vestigio de la Navidad.

No sería una buena señal de nuestra voluntad de cambio toparse por casa, a estas alturas, con los personajes del belén o con el abeto iluminado.

Ya sé que quitar los adornos navideños hace menos ilusión que ponerlos. La contrapartida está en que el desmontaje suele ser más sencillo y nos lleva menos tiempo.

Aprovechad para guardarlo todo en cajas, clasificado y no revuelto.

Las piezas que se puedan romper las envolvemos en papel de seda o burbuja. Una etiqueta que identifique lo que contiene cada caja nos facilitará la tarea para las próximas fiestas.

Será muy útil tener cerca una bolsa para deshacernos de aquellos elementos deteriorados o que ya no nos gustan.

Una vez que tenemos todo embalado vamos a buscarle una buena ubicación.

Teniendo en cuenta que no lo volveremos a utilizar hasta dentro de once meses, no es necesario que esté muy a mano. Lo que si nos facilitará el trabajo, a la hora de volver a sacarlo, es tenerlo todo junto. Se trata de buscar un espacio que lo permita. Lo ideal es en el trastero o en un altillo.

De esta manera le hemos dado carpetazo a la pasada Navidad y ya estamos preparados para poner en práctica la lista de propósitos para el nuevo año: hacer dieta, practicar deporte, aprender idiomas….

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