Orden y estilo de vida
Las declaraciones de la gurú del orden, Marie Kondo, en una entrevista para el diario The Washington Post han causado un enorme revuelo.
Hasta el punto, que muchos medios de comunicación en nuestro país han dedicado artículos o han hecho hueco en sus tertulias para hablar del tema.
Confiesa que un espacio perfectamente organizado no es realista, que ha pasado demasiado tiempo para mantener su casa ordenada.
Se da por vencida, ahora su casa está desordenada, pero a cambio, en este momento, cree que lo correcto es disfrutar de sus hijos.
Ha sido una sorpresa que, quien predicaba un método de orden infalible y prometía la felicidad a través de él, reconozca que, con la llegada de su tercer hijo, no es capaz de mantener la disciplina.
Voy a tratar de aclarar y dar mi opinión sobre las dudas que la organizadora nipona ha sembrado con el respecto al orden.
Crear polémica y decir algo que parece contradecir lo que siempre había defendido no deja de ser el cebo que asegura las ventas de su nuevo libro, “El método kurashi: cómo organizar tu espacio para crear tu estilo de vida ideal”.
Solo con leer el título, uno se da cuenta que su intención es llevar sus postulados sobre el orden más allá del espacio. Los eleva a un nivel superior, de manera que cada uno cree, para su estilo de vida, las rutinas que en cada momento le aporten paz y felicidad.
También, trata sobre las sensaciones que cada una de las estancias de una casa debe transmitir para fomentar en ellas la actividad ideal.
Podemos comprobar que las nuevas propuestas de la gurú, en el fondo, no están tan alejadas de las anteriores.
Desde mi punto de vista, sea cual sea nuestro tipo de vida, tanto para el que vive solo, como para una pareja o una familia con varios hijos, la organización y el orden siempre nos van a ayudar a optimizar el uso de nuestro tiempo y de nuestro dinero.
El sistema de organización y la forma de ordenar se debe adaptar a nuestras circunstancias.
Para ello, cada uno crea sus propias rutinas. En la medida en la que se produzcan cambios en nuestra vida, es posible que esas rutinas tengan que cambiar.
Lo que no debemos permitir es que el orden se convierta en una obsesión que no nos deje el tiempo suficiente para disfrutar del descanso, del ocio o de las actividades en familia.
Ni llevarlo al minimalismo más absoluto que se sugería en el libro de la misma autora “La magía del orden”
La organización y el orden no son un fin en sí sino el medio para obtener el bienestar.