Nuestros mayores

Seguimos confinados en nuestras casas a la espera de que las cifras de afectados y victimas mortales de la pandemia causada por el

 Covid-19 se reduzcan de tal manera que se pueda pensar en lo que han dado en llamar “la desescalada” es decir la relajación progresiva de las medidas adoptadas para evitar la propagación de la infección.

Aunque muchas veces queramos adornar la situación destacando los aspectos positivos que, por supuesto, los hay como la solidaridad, la entrega de muchos profesionales cuya actividad ha evitado la paralización total de la sociedad, el reconocimiento del resto mediante el aplauso en los balcones, a nivel personal comprobar nuestra capacidad de adaptación. Sin embargo la parte negativa también está ahí y sería injusto obviarla.

En muchos casos la afectación es leve y no va más allá de un poco de fiebre, tos y un síntoma muy peculiar que es la pérdida del sentido del gusto y del olfato. Pero en otros pacientes provoca daños pulmonares muy graves que algunos no pueden superar, a pesar del esfuerzo ímprobo de nuestros sanitarios. 

Las  posibilidades de sobrevivir en organismos más desgastados por edad o por dolencias graves son mucho menores y como consecuencia de ello el virus ha causado verdaderos estragos entre nuestros mayores. 

Hasta hace muy poco vivíamos en un estado de bienestar, que no sabemos si vamos a recuperar tal cual era.

Partiendo de condiciones muy adversas como una guerra y una posguerra esa generación, que ahora se nos va, fue la que con su trabajo y esfuerzo sentó las bases de nuestra avanzada sociedad actual. Formaron familias que comprendieron la importancia del estudio y aunque muchos de ellos no pudieron tener formación universitaria hicieron un esfuerzo para que tanto sus hijos varones como sus hijas tuvieran estudios superiores. Pusieron su granito de arena en un ejemplar proceso de transición política. Y después colaboraron  en el  cuidado de los hijos de sus hijos para que éstos pudieran seguir en la tarea de afianzar la obra que ellos comenzaron. Y así es como hemos llegado a vivir y a convivir con una serie de comodidades que ellos no tuvieron y de las que han podido disfrutar a una  edad más avanzada.

Creo que se merecen nuestro reconocimiento y la mejor manera de homenajearlos será proteger y cuidar de los que siguen con nosotros.

Publicaciones Similares