Mamá
Mayo, el mes de las flores, llama a la puerta. Para la tradición cristiana es el mes de la Virgen. Ese es el motivo por el cual el primer domingo de mayo se celebra el Día de la Madre.
Mamá. Dos sílabas iguales se unen para formar una sencilla palabra cuyo significado es inmenso.
El amor incondicional.
El refugio en el que siempre hay calor.
El regazo más acogedor.
Los brazos que no te dejan caer.
El instinto de protección que se mantiene intacto hasta el último de los días.
El equilibrio entre la ternura y la disciplina.
El patrón del que reniegas y, sin embargo, repites cuando te ves en su papel.
El espíritu de sacrificio.
La entrega sin esperar recompensa.
La que conoce todos tus defectos pero los calla.
La que no se equivoca cuando te dice: “por ahí no”.
La que con una mirada sabe lo que te pasa.
La que disimula para no preocupar.
La que esconde su esfuerzo para no confesar que lo que pareció sencillo, en realidad, fue complicado.
La que siempre está.
La que se entrega.
La que se lo quitó para dártelo.
El tesón.
La paciencia.
La intuición.
La comprensión.
El perdón por encima del dolor.
La preocupación.
El coraje.
Las noches en vela por el bebé.
La que no descansa hasta que no vuelves de fiesta.
El rostro iluminado al hablar de los hijos.
La felicidad de tenerlos.
La satisfacción de haber luchado por ellos.
La alegría de verlos crecer.
La melancolía porque te has hecho mayor.
La capacidad para seguir viendo a un niño en el hijo adulto.
El orgullo de inculcar valores.
La mejor versión de una persona.
La que piensa que tu eres lo mejor que le dio la vida.
Se me ocurren infinidad de frases que definen y dan sentido a esa bonita palabra.
El mejor regalo para ellas, sin duda, contar siempre con el cariño de sus hijos.
Feliz Día de la Madre para todas las mamás con un recuerdo muy especial para las que nos dejaron, pero, aún así, siempre están.