¿Está mi casa limpia?

La repuesta a esta pregunta dependerá de quién se la hace y cúal es su concepto de casa limpia.

Os voy a contar qué es para mí una casa limpia, insistiendo en lo que he dicho al principio, que dependiendo de donde queramos poner el listón, habrá quien piense que soy muy tikismiquis y otros dirán que me he quedado corta.

A muchas personas no les gusta nada limpiar, tengo que decir que, a mí tampoco. Pero, por nada del mundo quisiera vivir en una casa sucia, por tanto no tengo ninguna duda que hay que hacerlo porque el resultado me compensa con creces.

En muchos casos las tareas del hogar se encargan a una persona que se dedica al servicio doméstico y cuando uno no está muy versado en esto de la limpieza pueden pasar dos cosas; que nuestro empleado/a lo haga divinamente o como decía mi madre (de la que tanto aprendí y a la que tanto echo de menos) que limpie lo que ve la suegra, es decir que pase el plumero y la fregona escurrida por el suelo y con eso nos haga creer que la casa está como los chorros del oro. Con independencia de que lo hagamos nosotros o contratemos a alguien para hacerlo, es muy importante saber lo que hay qué hacer y cómo se hace.

Cuando una casa está limpia se percibe no sólo a través de la vista, sino también a través del olfato. No me refiero a que huela al perfume de un ambientador o vela aromática (a los cuales no soy muy aficionada). La limpieza transmite frescor, sensación de aire limpio y renovado. 

Pero, si al entrar en una casa o habitación la nariz nos dice que el aire es denso o cargado, significa que hace falta un “buen repaso”.

Hay tareas que se deben realizar a diario. Hace unas semanas dediqué un post a la limpieza del cuarto de baño y en algún momento le dedicaré unos párrafos a la cocina. De forma muy concisa, diré que la habitación destinada a cocinar genera grasa y olores y para mantenerlos a raya debemos fregar bien la placa, las encimeras y el suelo, amén de todos los utensilios que hayamos utilizado. Con cierta asiduidad haremos una limpieza de azulejos y juntas, si las hubiera, Y, de vez en cuando, vaciaremos los armarios para fregarlos por dentro.

Hacer la cama es fundamental. Una casa puede estar muy limpia, pero una cama deshecha rompe todo el encanto. Lo mismo que los cojines chafados del sofá. Por las noches, antes de acostarnos, con todo el cariño del mundo, les daremos una buena paliza para que luzcan mullidos y no se note que hemos estado allí repanchingados. 

En el salón y los dormitorios, a diario, repasaremos el polvo, pasaremos el aspirador y dependiendo del tipo de suelo, lo fregaremos. 

De vez en cuando, moveremos los muebles para limpiar por detrás, sacaremos los libros y vaciaremos armarios y cajones. En el dormitorio podemos aprovechar el cambio de temporada para estas tareas. 

Tampoco debemos olvidarnos de los dichosos cristales. Reconozco que les tengo manía. Son muy desagradecidos. Cuando has terminado y crees que se han quedado bien empiezan a salir los defectos o se pone a llover.

Nos quedan persianas, rieles, cortinas….

De momento la casa la hemos dejado en un nivel de limpieza más que aceptable. Otro día le daremos un repaso a algunos detalles que harán que pasemos a un nivel superior.

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