Erase una vez un congreso

La pregunta más frecuente cuando le dices a alguien que eres organizador profesional es

¿Eso qué es? O también hay quien te dice: “¡Ah! Ya lo sé, organizas eventos”.

Nos queda camino que andar para que nuestra profesión sea conocida y que solicitar nuestros servicios para acabar con el desorden en casa o en la oficina o para optimizar los espacios se convierta en algo habitual.

Y en ello estamos. Creo que el espíritu de todos los que participamos en este congreso ha estado  presidido por la idea de dar visibilidad a nuestra profesión. Y para lograr ese objetivo debemos trabajar juntos y huir de estrategias individuales.

Pero más allá de lo que es la reunión de unos profesionales de un sector donde se exponen los problemas, los objetivos y se escuchan ponencias sobre temas que pueden ayudarnos a mejorar en nuestro trabajo, yo quisiera hablar de mi experiencia a nivel personal. 

Si tuviera que valorarla en una escala de 0 a 10, sin duda, le pondría un 10, a pesar del pellizquito interior que suponía dejar a los míos, solos, ese fin de semana. Sentimiento compartido con mi compañera de fatigas, Sonia, que al igual que yo, se acordaba mucho de los suyos. Gracias a la fuerza que nos dimos, mutuamente, hemos podido disfrutar de las muchas emociones que nos esperaban.

Este viaje suponía poder abrazar a Angela, Eva, Natalia, Silvia, Patri y Ro, compañeras de curso en “La Escuela del Orden”. Sentir de cerca la magia que desprende nuestra querida Adelaida. 

Comprobar que Ro es capaz de hacernos reír y llorar, todo a la vez. Conocer a otras alumnas del mismo curso, pero de diferentes promociones como Noelia, que desde el primer momento es como si nos conociéramos de toda la vida y además, tengo que decir, que como GPS no tiene precio, Tamara, Sofía, Yaiza, Arancha, Liliana, Beatriz…y otras muchas con las que compartimos charlas muy enriquecedoras.

No quisiera olvidarme de José, el taxista que nos llevó de Santiago a Coruña y viceversa y que con su simpatía y amabilidad  nos hizo el camino más corto.

Decirles, a aquellas compañeras que no pudieron asistir, que las echamos de menos y que ojalá el próximo año sea posible encontrarnos.

¡¡¡GRACIAS!!!

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