El cajón de las medicinas
Es curioso como la publicidad se adelanta a nuestros deseos y a nuestras necesidades. Un mes antes de las fiestas navideñas empieza el bombardeo de los anuncios de perfumes que continua durante todo el mes de Diciembre y principios de Enero. Y según se marchan los Reyes Magos aterriza la gripe y todo el espacio publicitario que ocupaban los perfumes ahora se llena de medicamentos antigripales. Hay farmacias, todo hay que decirlo, que los tienen tan bien ordenados y colocados (como se nota que soy organizadora) que si tienes que comprar alguno, a la hora de elegir puede que, inconscientemente, influya más lo atractivo de su envase que su eficacia.
Además de medicamentos antigripales también consumimos analgésicos, antiinflamatorios, etc, y, en algunos casos con excesiva ligereza. Lo cual ha llevado a que para poder comprarlos nos exijan una prescripción médica al igual que un antibiótico. Desde estas líneas apelo a un uso responsable de los medicamentos. Cuando son necesarios debemos respetar las pautas indicadas por nuestro médico y evitar la automedicación.
El abuso, en el caso de los antibióticos, ha hecho que pierdan eficacia ya que las bacterias a las que tenían que combatir se han hecho resistentes. Ese abuso, también, se hace patente al analizar las aguas de nuestro ríos, cargadas de esos compuestos químicos que eliminamos a través de la orina.
En casi todas las casas hay un espacio, ya sea un cajón o una caja, destinado al almacenamiento de medicinas. En muchas ocasiones para el tratamiento de una dolencia tenemos que tomar, por ejemplo, tres pastillas al día durante cuatro días. En total necesitamos doce pastillas, pero nos venden un envase de veinte. Terminamos el tratamiento y nos han sobrado ocho pastillas y solemos guardar la caja con el sobrante. Y cajita a cajita acabamos llenando el cajón. Es recomendable que, al menos, dos veces al año revisemos ese cajón por dos motivos. Por un lado para comprobar que tenemos productos básicos como alcohol, tiritas, esparadrapo, gasas… y que están en condiciones de uso. Y el otro motivo es ir retirando todos aquellos medicamentos caducados que posteriormente depositaremos en el punto SIGRE de nuestra farmacia. Ya de paso aprovechamos para limpiar la caja o cajón y colocar los medicamentos que no han caducado, de tal manera que si tenéis varias cajas de un mismo producto las ordenéis por fecha de caducidad, colocando en la posición más accesible la que vaya a vencer más pronto.
Debemos procurar que las medicinas estén en un lugar fresco, seco, preservado de la luz y fuera del alcance de los niños. Evitad guardarlos en la cocina o en el baño ya que son las estancias donde se producen más cambios de temperatura y de humedad.
Y ahora que el cajón ya está revisado y ordenado lo mejor es que no tengáis que abrirlo mucho.