El baúl de la Piquer

Cuando alguien no para la pata y bien por gusto o por trabajo viaja bastante es frecuente utilizar la expresión: “viaja más que el baúl de la Piquer”.

También, este baúl sirve para hacer referencia  a aquellas personas que  cuando viajan se llevan la casa a cuestas.

Doña Concha Piquer, conocida también como “La Gran Señora de la Copla” ha sido una indiscutible figura de ese género. Con sólo 11 años debutó en un teatro valenciano, y con trece años cantó por primera vez  en Nueva York. 

Todo esto ocurría allá por los años veinte del siglo pasado, cuando cruzar el charco no era cuestión de 10 ó 12 horas de avión y triunfar en otro continente no era el producto de una gran operación de marketing. 

A mi madre le encantaba. Doña Concha y Juanita Reina eran sus artistas preferidas y de vez en cuando “amenazaba” con comprar un disco de cada una de ellas. Yo hacía como que no lo había oído y para mis adentros pensaba: “ya se le pasará”. 

Bromas aparte, pero, sí que es cierto, que no soy muy aficionada a ese género. El único que consiguió acercarme a la copla fue Carlos Cano. Su estilo tan distinto, sin tanto dramatismo, consiguió atraerme más y me hizo reparar en las letras de esas canciones, que son un retrato de la vida, en la época en que fueron escritas.

Volvamos al baúl de la Piquer, mejor dicho a los baúles, porque se habla que tenía unos 60 ó más. En ellos transportaba sus vestidos, objetos personales,  ropa de cama, ropa de mesa, material técnico de la compañía y dos se destinaban a llevar aceite de oliva. Ahí es nada.

No sé si, en algún momento, os habréis dado cuenta de mi intención que es, como no podía ser de otra manera, estando en tiempo de veraneo y vacaciones, la de hablar de maletas.

El objetivo es que en nuestra maleta vaya todo lo necesario, que no nos falte ningún imprescindible, pero, a la vez, que no acarreemos cosas de más y que se acabe convirtiendo en baúl de folclórica en plena gira.

Hacer una lista es muy útil. En el caso del neceser de aseo, esa lista os va a servir para cualquier tipo de viaje, porque nuestros básicos de higiene personal los vamos a necesitar vayamos donde vayamos y da igual si se trata de una escapada de fin de semana como de un período más largo. Si no queremos cargar con envases grandes podemos utilizar esos kits de viaje con botes de diferentes tamaños para rellenar con nuestros productos habituales.

Cuidad, siempre, que estén bien cerrados para evitar derrames.

En cuanto a la ropa, calzado y accesorios, que vamos a llevar, la lista puede ser muy distinta según el tipo de viaje que vayamos a hacer: playa, montaña, turismo de ciudad, etc. 

La maleta la vamos a hacer el día anterior o, incluso, si no vamos a salir muy temprano podemos hacerla el mismo día. Nos resultará fácil y rápido si días antes hemos ido preparando una lista con todo lo que necesitamos, según nos vamos acordando de cosas, las iremos anotando. 

No debemos olvidar que uno de nuestros objetivos era no cargar la maleta en exceso. Por ello el espíritu práctico es el que nos debe guiar.

Vamos a elegir prendas versátiles, esas que nos dan juego para salir de día y con otro complemento nos sirven para la noche. 

El calzado, en sus correspondientes bolsas, acoplándolo en huecos de la maleta o bien utilizar una maleta o bolso de viaje con los zapatos de toda la familia. Procurad que tengan el hueco necesario para que cuando los saquemos no estén espachurrados.

Cuando era jovencita mi maleta era todo lo contrario a lo que os he aconsejado. Me llevaba de vacaciones el armario entero y los zapatos en cajas para que no se estropeasen en el viaje. 

Según fui cumpliendo años entendí que así no se puede ir a ningún lado.

Feliz viaje con una maleta que más que ropa y trastos, vaya llena de buen humor y ganas de disfrutar.

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