El armario se viste de verano

La semana pasada hicimos un cambio de armario “light”. Sacábamos de él las prendas más invernales, dejábamos aquellas que podían dar cierto juego en primavera y entraban piezas más ligeras, pero sin llegar a dar paso a la ropa de pleno verano.

Hoy, sin embargo, vamos a afrontar un cambio de armario sin anestesia. Un cambio total, con todos los procesos que ello conlleva.

A la hora de hacerlo, hay una circunstancia a tener en cuenta, que no es baladí, y es dónde estamos situados geográficamente, no es lo mismo vivir en Teruel que en Alicante, por poner un ejemplo.

También hay lugares donde la primavera es más mito que realidad porque se pasa del frío invernal al calor sofocante en un intervalo de pocos días.

En estos casos no tiene mucho sentido el armario de tránsito del que os hablaba en el post anterior.

Así que sin perder más tiempo nos vamos a poner manos a la obra.

No es algo que se pueda resolver en un ratito, por lo tanto, tendremos que escoger un día en el que le podamos dedicar el tiempo necesario.

Es una buena ocasión para hacer una buena limpieza en el armario y reflexionar sobre su contenido.

El primer paso consiste en vaciarlo. Vamos a ir clasificando la ropa según sea para lavar en casa, para lleva a la tintorería o la que ya está preparada para guardar.

El vaciado del armario nos permite dos cosas, a cual más importante. 

Por un lado poder limpiar su interior y por otro el hecho de  ir sacando prenda a prenda nos hace más conscientes de todo lo que tenemos y nos debe llevar a analizar con honestidad si nos lo hemos puesto o si no y si, realmente, lo queremos o nos hace falta.

De ese análisis pueden salir otros dos grupos de ropa: para donar o para tirar porque ya no está en buenas condiciones.

Una vez vacío y limpio el armario está preparado para recibir la nueva temporada.

Si hicisteis bien el cambio anterior, es decir, del verano al invierno, la ropa que se incorpora estará limpia, es posible que dependiendo de cómo haya estado guardada necesite algo de plancha.  

Ordenaremos las prendas por colores y largos, de corto a largo y de colores claros a oscuros.

La sensación de orden será mayor si las perchas son todas iguales.

Los cajones y baldas los utilizaremos para camisetas, complementos y la ropa de baño. 

Personalmente, no soy muy partidaria de doblar en exceso. Si adaptamos la cantidad de prendas  que tenemos al espacio del que disponemos no tendremos que doblar y redoblar para reducir su tamaño y encajarlas como si viajaran en transporte público a hora punta.

Para terminar os dejo un truco.

Si tenéis dudas sobre deshaceros o no de una determinada prenda colgadla con el gancho hacia fuera. Si al terminar la temporada sigue colgada de la misma manera querrá decir que no la habéis usado en toda la temporada, así que ya no vale engañarnos, habrá que decirle adiós.

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