¡Dios mío! Cómo pesa este bolso

Dicen que cuando el diablo no tiene nada que hacer mata moscas con el rabo. Y yo, en ciertas situaciones, como por ejemplo en la cola para pagar en la caja del supermercado, esperando a que me atiendan en un establecimiento o en la sala de espera de un centro médico, como no puedo hacer otra cosa me dedico a observar. En lugar de matar moscas, como el diablo, mato el tiempo.

Algo que me llama la atención, cuando me encuentro en alguna de esas circunstancias, es ver a alguien que va a pagar o tiene que entregar unos papeles y empieza a buscar y rebuscar en el bolso y no encuentra el monedero o los papeles en cuestión. Pero, mientras está en el proceso de búsqueda, del bolso ha salido de todo. Si lo que intenta encontrar es el monedero, una vez que ha dado con él, resulta que lo que saca más bien parece un balón a punto de reventar, lleno de tickets, resguardos, notas, etc. 

En función de muchos factores o circunstancias, cada persona necesita llevar en el bolso o en el monedero o cartera determinadas cosas. Para  quien pasa muchas horas fuera de casa es posible que necesite un pequeño neceser con productos de aseo y/o cosmética, un pastillero, etc. Pero si la salida es más corta podemos aligerar la carga. Tenemos que pensar que cuantas más cosas llevemos en el bolso más pesará y por tanto nuestra espalda más sufrirá. 

Por no hablar de la situación tan incómoda que se produce cuando no somos capaces de encontrar lo que buscamos. 

Por eso lo que hoy os propongo es limpieza de monedero y bolso.

Sacad todo lo que habitualmente lleváis en el bolso, ponedlo sobre una mesa y analizad si es necesario llevarlo o si sólo es necesario en determinadas ocasiones. Debemos tirar todo aquello que no sirve,  pero que, tontamente, se ha ido acumulado en él.  

Y con el monedero o cartera haremos lo mismo.

Vaciarlo, revisar los tickets o resguardos, probablemente muchos de ellos se puedan tirar y los que se deban guardar, sería mejor que en vez de archivarlos en el monedero los guardemos en una carpeta o sobre. Revisaremos las tarjetas del banco, puede que alguna esté caducada o no la utilizamos nunca, con lo cual las cancelamos y nos ahorramos una comisión en el banco. De paso, también le echamos un vistazo al carnet de conducir y al carnet de identidad, a lo mejor nos llevamos una sorpresa y resulta que alguno de ellos está a punto de caducar.

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