Con peludos y sin pelusas

Todos los que hemos elegido, de forma responsable, compartir nuestra vida con uno o varios “peludos”, en la mayoría de los casos, también compartimos con ellos nuestras casas.

Un motivo más para confiar en el orden, la organización y la limpieza como piezas clave para que esa convivencia se desarrolle de forma plena, aportando felicidad y bienestar a las dos partes.

La experiencia acumulada a lo largo de casi dieciocho años con perros en casa me dice que es así.

Supongo que podríamos decir lo mismo para el caso de los que convivís con gatos.

Aunque nunca hemos tenido gato en casa, como miembro integrante de la unidad familiar, tengo que decir que más de uno o una nos ha robado el corazón y, curiosamente, ellos han sido los que han puesto todo el empeño en adoptarnos a nosotros en vez de nosotros a ellos.

Algún día le dedicaré un post a Federico y a la gata Paca para contaros como es el proceso por el cual un gato o gata te adopta.

Nuestras mascotas se adaptan, por regla general, bastante bien a las rutinas y las necesitan. Tienen un reloj biológico que no supera ni el mejor maestro relojero suizo.

Por eso, es importante, que nosotros seamos regulares con ellos y mantengamos unos horarios fijos de paseo o para ponerles su comida.

Cumpliremos con su calendario de vacunación y desparasitación por su salud y por la de los que convivimos con ellos. 

Cuidaremos de su higiene. Con qué frecuencia les vamos a bañar, aunque siempre he oído decir que a los perros se les debe bañar una vez al mes, yo soy de la opinión que debemos bañarlos siempre que estén sucios. Depende de muchos factores que se ensucien más o menos. 

Si vivimos en plena urbe se ensuciarán antes que si vivimos en zonas más tranquilas, con menos tráfico y contaminación.

El cepillado es importante, limpia y esponja su pelo. 

Al volver a casa, después del paseo, les podemos limpiar sus pezuñas y almohadillas para que no manchen el suelo de la casa con sus “zapatos”.

Ellos tendrán su propio ajuar. Su comedero, que no debe estar puesto de forma permanente, sólo lo pondremos cuando sea el momento de comer, después lo retiraremos. Su bebedero, con agua limpia y renovada. Para fregar sus cacharros destinaremos un estropajo y un paño exclusivo para ello.

Lavaremos la cuna o colchoneta que utilizan para dormir.

Si son “it dogs” y tienen un armario digno de Olivia Palermo, sus prendas también deben lavarse, así como el arnés y las correas.

Las rutinas de limpieza en la casa no tienen porque variar mucho de las que se realizan en una casa donde no hay mascotas, salvo en un aspecto, aspirar. 

Dependiendo de las razas y de las épocas del año, pueden soltar más o menos pelo.  

Aspiraremos con la frecuencia que sea necesaria, que en el caso de algunas razas, puede ser necesario hacerlo más de una vez al día. En el caso de las alfombras os aconsejo que, de vez en cuando, les deis la vuelta para pasar el aspirador por la cara B.  

Nuestro lema será: “Peludos  sí, pelusas no”.

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