Atrapa la luz
En muchas ocasiones, me he declarado fan absoluta de la luz del sol.
Nos carga de energía e influye, en gran medida, en nuestro estado de ánimo.
Sé que para algunas personas, la noche no solo no les confunde, sino que les hace rendir más y mejor.
No es mi caso. Al igual que, creo que somos mayoría, los que identificamos luz natural con actividad y la oscuridad con el descanso reparador.
El mejor ejemplo de que la luz es sinónimo de vida son las plantas. La clorofila, pigmento que les da su característico color verde, en combinación con los rayos del sol son la esencia de ese proceso metabólico, llamado fotosíntesis, en el cual se libera el oxígeno, tan necesario para todos.
Si la planta no tiene luz, muere. Si le llega de soslayo, tiene que hacer auténticos ejercicios de contorsionismo para aprovecharla.
También, los seres humanos necesitamos la luz para nuestro ciclo vital.
Actúa como regulador de nuestro ritmo circadiano.
Cuando empieza a anochecer se estimula en nuestro organismo la producción de melatonina. El nivel de esta hormona, que nos induce al sueño, decrece al empezar a clarear.
El 90% de la vitamina D que asimila nuestro cuerpo lo hace por efecto de la luz solar, a través de la piel.
Trabajar o leer con iluminación natural mejora la concentración y reduce la fatiga ocular.
Si tenemos en cuenta que gran parte del tiempo lo pasamos, no al aire libre, sino en espacios cerrados, debemos favorecer la entrada de los rayos solares.
Hay casas en las que la luz entra a raudales, en otras escasea.
En estos casos, tenemos que sacar el máximo partido a las zonas más luminosas y ayudarnos de la decoración y, por supuesto del orden, para multiplicar y expandir la claridad al mayor número de estancias.
En este sentido, tanto el color de las paredes como del mobiliario juega un papel fundamental.
Conseguiremos luminosidad y calidez si elegimos para las paredes cualquiera de las diferentes tonalidades que ofrecen el blanco o el beige.
Con el mobiliario habría que seguir la misma pauta: sofás y sillones de color claro, así como, evitar muebles altos y de colores oscuros.
Los tabiques de cristal permiten que la luz llegue a una zona ciega de la casa.
El desorden, la acumulación de enseres y el abigarramiento ensombrece nuestro hogar y, sin duda, nuestro ánimo.
La luz es vida. Atrapa la luz.